Crítica
Crítica FINCH (Miguel Sapochnik, 2021)

La Tierra ha sido quemada más allá de todo reconocimiento y la raza humana ha sido borrada del planeta: las erupciones solares han elevado los rayos ultravioleta a tal grado que para cualquiera que sobrevivió, como el científico Finch y su perro, salir al exterior es imposible. Pero las secuelas han pasado factura a Finch y, en sus últimos meses, ha diseñado un robot para ayudar a que su perro haga compañía cuando muera. Antes de eso, quiere ver el puente Golden Gate y decide llevar a sus extraños compañeros por todo el país para un último momento de belleza.
¿Qué harías, realmente, si fueras la última persona que queda en la Tierra? Hemos visto tantas historias sobre mundos postapocalípticos en los que una persona tiene que sobrevivir sola, empujada hasta los límites de la resistencia humana. ¿Tú qué harías? ¿Pasar el rato con tu adorable perro y diseñar un robot, tal vez?
Crítica
Bueno, lo del robot puede que no sea para todos pero esta es una película producida por Apple y a lo que asistimos es a una humanización y adoración de la tecnología por encima de las personas: más confiable que ellas, más duradera y más precisa. Y que mejor que echar mano del ganador del Óscar Tom Hanks para protagonizar este mega anuncio de 2 horas dado su gran prestigio personal, actoral y su filmografía previa: ahí están su amor por los perros en Socios y sabuesos y los héroes enfrentados a la soledad como en Naúfrago. Trabajo fácil si además estás acompañado de un viejo conocido como Robert Zemeckis en la producción.
Finch es un derivado de películas de temática similar llevadas a la pantalla antes y toma sus influencias de muchas de ellas, desde Cortocircuito a ET y Soy leyenda, aunque la huella creativa del primer Spielberg sea la más reconocible. No es un reproche, se replica lo que se admira, y es notorio lo bien que encaja esa fascinación por la tecnología de finales del siglo XX con la finalidad que Apple busca en esta cinta.
Miguel Sapochnik, un cineasta que se ha labrado el oficio en la televisión con capítulos de Juego de Tronos, True Detective, Falling Skies y Fringe, reúne toda esa experiencia para crear una experiencia creíble en este escenario apocalíptico fraguado de efectos especiales muy bien integrados con el relato que en ningún momento lo sobrepasa.
Poco podemos decir sobre las habilidades de Hanks para hacer empatizar con sus personajes e historias, visible desde esa reveladora primera escena de la película en la que se presenta. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de cómo se ha configurado el personaje de su compañero tecnológico al que pone voz Caleb Landry Jones, que en demasiadas ocasiones revela gestos y comportamientos que un robot haya podido adquirir tanto por inteligencia artificial como por observación.
En resumen, Finch propone un ejercicio de cierta nostalgia cinéfila a la ciencia-ficción de las décadas de los 80 y 90 al servicio de un empresa de tecnología que desea lograr que sus dispositivos formen parte de nuestra vida como si fuesen alguien más de la familia.
