El estreno de una nueva película de Richard Linklater siempre es un motivo de gozo para cualquier cinéfilo. Linklater pasa por ser uno de los cineastas más estimulantes del cine norteamericano, precisamente porque se mueve en producciones habitualmente ajenas a los grandes estudios en las que puede explorar el cine como artefacto para radiografiar la realidad.
Ahí están, como paradigma de esa labor, su Boyhood (2014), rodada de modo intermitente a lo largo de 12 años con los mismos actores para capturar su evolución. O la trilogía Antes del amanecer (1995), Antes del atardecer (2004) y Antes del anochecer (2013), un tratado sobre la evolución del amor en una pareja a lo largo de los años.
La última bandera es la adaptación de la novela homónima de Darryl Ponicsan que Linklater escribió en 2006 pero que no se llegó a producir por estar la guerra de Irak aún candente. Diez años más tarde reescribió el guión hasta darle la forma que vemos ahora en esta cinta protagonizada por Bryan Cranston, Steve Carell y Laurence Fishburne.