Crítica
Crítica VERÓNICA (2017)

Terror esmerilado
No es la primera vez que cantamos en este blog al productor Enrique López Lavigne. Su versatilidad es tanta como su olfato para la taquilla. Junto a Belén Atienza al frente de Apaches Entertainment forman un tándem imprescindible hoy día en el cine español. Un equipo que financia proyectos de autor o que logra que parte de la próxima entrega de Parque Jurásico llegue a España. Productores imprescindibles, que necesitamos como el llover.
En la mochila de López Lavigne estaba dar luz al Caso Vallecas, único fenómeno paranormal acreditado en un informe policial en España. Lavigne, criado como espectador en las sesiones de barrio y como profesional en las oficinas de Sogecine, la extinta productora del Grupo PRISA, sabe dónde hay materia prima para llenar las salas.
Pero eso no es lo importante. Ése olfato, si somos espectadores atentos, lo tenemos todos. Lavigne, además, sabe producir. Sabe cómo hay que orientar la película para que capte el interés del espectador, en qué faceta poner el dinero. Sabe qué omitir y qué no en una historia local para que pueda ser internacional. Sabe qué dosis de postproducción hay que injertar en el producto para conseguir un aspecto y narrativa diferente. Y sabe a quién hay que endosarle el guión y la dirección. En este caso, Fernando Navarro y Paco Plaza.
Verónica: crítica
A Paco Plaza siempre se le menciona, algo injustamente, junto al también director Jaume Balagueró. Si bien ambos son responsables de esa gran saga que es [REC] o del excelente documental (sí, has leído bien, excelente documental) OT, la película, los buenos y rápidos resultados de Balagueró en solitario relegaron a un Plaza que ahora toca reivindicar.
Verónica es una excelente cinta de género de terror tocada por el buen oficio de sus creadores desde el inicio del proyecto, cuando poco a poco se fue apartando del Caso Vallecas hasta convertirla en un intangible, en algo más transferible a todo público. Verónica es la ilustración perfecta de la angustia adolescente ante el abandono, la soledad y la falta de conocimientos y certezas. Un cóctel detrás de muchos de los dramas familiares de nuestra sociedad.
Desde la soberbia utilización de un par de temas de Héroes del Silencio que ilustran la obnubilación adolescente hasta los magníficos efectos en postproducción que, lejos de buscar espectáculo, aportan significados a la narración (el cuadro de caza en el pasillo, los textos de los fascículos en el asfalto, la manipulación del movimiento real…) todo en Verónica describe el descalabro de una adolescente perdida en su amalgama de deseos, carencias afectivas e ignorancia.
Plaza firma una de las películas de terror españolas más sólidas de los últimos años, una obra que no desperdicia ni una sola secuencia para mostrar cómo surge el terror de lo cotidiano, en la imagen que nuestra angustia nos devuelve tras el cristal esmerilado de la cocina.
Lee los detalles de la película y el estreno de Verónica.
