Crítica de ‘El mundo abandonado’ (Margarethe Von Trotta, 2015)
Inocua historia de reconciliación personal y familiar que parece sólo tener sentido para su guionista y directora.
La cineasta alemana Margarethe Von Trotta pertenece a una bien considerada generación de cineastas alemanes surgido en los años 70 y etiqueada como “Nuevo Cine Alemán”, donde se encuadran realizadores tan reconocidos como Werner Herzog, Rainer Werner Fassbinder, Wim Wenders o el que fuese su pareja, Volker Schlöndorff.
Tras comenzar su carrera como actriz en películas de sus compañeros de generación, su talento e inquietudes pronto le llevaron a iniciar carrera como guionista y directora con notoriedad, señalando en casi todas su obras el papel de la mujer alemana reivindicando su feminidad y la explicación del individuo como una causa ineludible de su pasado y sus vínculos familiares. En este sentido es muy común encontrar en su filmografía historias protagonizadas por hermanas.
Cartel de ‘El mundo abandonado’
Crítica de ‘El mundo abandonado’
El mundo abandonado encaja a la perfección en su trayectoria. Narra la historia de una cantante aficionada que es enviada por su padre a la búsqueda de una afamada cantante de ópera cuyo parecido físico con su madre recién fallecida es extraordinario.
Aunque el guión contiene esta premisa que parecía indicar un trama donde, como en filmes anteriores de la cineasta, se analizasen hechos del pasado que dan lugar a importantes interpretaciones en el presente… no resulta así. Los más de cien minutos del filme el espectador observa una historia absolutamente plana, contada sin la menor intención lírica o de intriga, por mencionar dos posibles tonos que admitía, y que no dejan absolutamente ningún significado, poso o emoción tras su visionado.